6.11.14

7Stern. Una de las mejores cervecerías de Viena

Hoy voy a invitaros a conocer un sitio maravilloso. He descubierto en pleno corazón de Viena una cervecería auténtica. De las de antes. Repleta de encanto y de sabores y olores de esos que te llenan por dentro. Es lo que ellos llaman gemütlichkeit, el arte de vivir. Un placer absoluto. Buena comida y buena cerveza en un sitio relajante y con un ambiente de lo más divertido.
Os cuento un poco lo que hay. Se trata de una cervecería a la vieja usanza. De las que tienen las cubas de cerveza en la parte de atrás… de las que elaboran su propia birra y además te dejan probarla.
La comida es un capítulo aparte, porque es de esos pocos sitios en los que serían capaces de saciar el hambre del mismísimo Obélix si se lo  propusieran. Es decir, las raciones no son grandes, son lo siguiente. Hambre no vamos a pasar en ningún caso. Y el precio, para mi gusto, no va en consonancia porque es uno de los locales más baratos que se pueden encontrar en el centro e Viena.
No es un sitio de cocina refinada y platos elaboradamente decorados para esconder al final algún defecto. Para nada. Lo que pides es lo que tendrás y en abundancia. En la carta hay sopas y ensaladas, incluso alguna cosilla para picar (cosa complicada de encontrar en esta ciudad), pero el plato fuerte, la verdadera estrellahttp://www.7stern.at/s es la carne. Cerco, ternera, pollo… asados, fritos, rostizados… costillas, filetes, hamburguesas, alitas… vamos, el paraíso de los carnívoros.

Y para acompañar tan deliciosos manjares, qué menos que una buna cerveza. Pero esto es un problema, porque la carta tiene una variedad tan divertida, que al final lo difícil es decidirse. Yo recomiendo a todo el mundo que se acerquen hasta allí en transporte público por muchos motivos, pero fundamentalmente, porque una vez allí, sería un pecado marcharnos sin probar esas delicias y un poquito de aquí, un poquito de allá, al final conducir se vuelve imposible.
Os recomiendo probar los platos de diversas carnes y acompañarlos con una (o varias) de las cervezas estrella de la casa: Wiener Helles, Märzen, Bamberger Rauchbier, Chilli bier, Prager Dunkles o Hanf Bier, originales, divertidas y en cierto modo chocantes de tan innovadoras. Os encantarán.

4.11.14

 
Austria es uno de los paraísos cerveceros más apetecibles del mundo. Uno puede visitar este pequeño país en el centro de Europa por muchos motivos: cultura, gastronomía, deporte, para viajar con niños o con mascotas, etc. Pero sin duda la razón más original es la de dejarse seducir por sus rubias burbujeantes o sus negras centenarias: las cervezas.
Austria cuenta actualmente con 360 marcas diferentes, producidas por 66 fábricas de cerveza. Y el viaje puede resultar muy agradable, siempre y cuando se acompañe la visita con una buena comida, también austríaca, por supuesto.
Arranquemos motores en la capital, Viena. Las mejores cervezas de la ciudad vienen de la zona de los heuriger, es decir, las tabernas locales en las que se sirven vino y especialidades culinarias, en las que se canta y cuya filosofía es la de sentirse cómodo (Gemütlichkeit). Pero señalemos que la buena es la zona frecuentada por los vieneses, no por los turistas, que es Grinzing, nosotros hablamos de Nussdorf. La Brauhaus Nussdorf elabora cervezas de alta fermentación para estas tabernas, desde 1819.
Otra cerveza estiriana, es la Steirerman, su nombre indica su peculiaridad y es que está hecha con pipas de calabaza, las malas lenguas dicen que es la que le da fuerza al caballero y alegría a la señora… literal.
Otra muy importante es la Reininghaus, nace en 1855 y destaca por su aroma y sabor amargos.
La Murauer, que se fabrica en un pueblicito llamado… Murau, es muy refrescante y poco amarga, apuntemos que el agua de su elaboración viene de los manantiales de las montañas.
Por último, la del nombre más complicado: Ennstaler Weizen Bier Schnee Weisse, es la cerveza de trigo “Blancanieves” o algo así…
Una vez recorrida Estiria con la jarra en la mano, continuemos a Salzburgo. Aquí acabaremos borrachos si no tenemos cuidado, porque hay tanto donde elegir… empecemos por Stiegl, que tiene una fábrica visitable a las afueras y es prácticamente el símbolo de la ciudad. También tiene una cervecería junto a las escaleras que llevan a la fortaleza y de ahí su nombre, (Stiegl es escalera). Es un lugar muy concurrido, nació en 1650 y era la favorita de Mozart. Cada mes fabrican una cerveza diferente y especial de edición limitada.
Una verdadera joya es la Edelweiss, naturalmente turbia y de sabor afrutado, esta cerveza de trigo es muy refrescante y lo que más llama la atención es su sabor picante. Se fabrica en Kaltenhausen, un pequeño pueblecito al pie de Untersberg, en el centro de los Alpes, muy cerca de Salzburgo desde 1475. El paisaje y el entorno son una buena excusa para hacer la excursión.
En Schwarzach se fabrica la Tauerngold, es un poco difícil de conseguir y además tampoco es la mejor de la región, pero tiene mucho renombre. Por el contrario, la Trumer Pils, que se fabrica al norte de Salzburgo, en Obertrum, de una amargura muy característica, huele realmente bien.
Para terminar el viaje, podemos hacer una parada en Innsbruck, aunque allí sólo encontraremos la Adambräu clásica. Es la cerveza tirolesa por excelencia, de hecho, en la etiqueta aparece la cara del héroe local, Andreas Hofer. Existe desde 1825, es dorada y tiene un ligero sabor a mosto de cerveza.
Antes de terminar el viaje, unos apuntes. Si el trayecto se hace en tren, por ejemplo, no hay que olvidar que es posible degustar la cerveza Wieselburger en el vagón comedor. Típica de Moson, en Baja Austria. Mientras que si se viaja en Semana Santa, hay que tomar la cerveza de marzo, la Egger, de alta fermentación y un sabor muy completo, en el que destaca claramente la malta. Se elabora en otoño y los barriles son cubiertos por la nieve durante el invierno, así con el deshielo, en primavera la cerveza está lista para disfrutarla.
Pero si el viaje es en Navidad, hay que tomar la Samichlaus, que es la cerveza lager más fuerte del mundo, también conocida como la cerveza de Santa Claus. Se elabora el 6 de diciembre y se guarda 10 meses antes de ser embotellada, quizá por eso dicen que es la más rara del mundo. En cualquier caso es bastante fuerte y se aconseja acompañarla de alimentos pesados o tomarla después de la comida, casi como un digestivo.
También se puede encontrar Ottakringer, fundada en 1837, y cuya variedad es fabulosa incluso mezclada con limón, manzana o pomelo, que es lo que se conoce como Radder (clara). Su nombre viene del distrito 16, el Ottakring, y es la última gran cervecera de Viena. Continuemos el viaje por tierras austríacas y detengámonos en Estiria, en la ciudad a orillas del río Mur: Graz. Allí se encuentra la fábrica de cerveza Puntigamer y que además es famosa por ser la patrocinadora del equipo Sturm Graz de fútbol. Es una cerveza de aroma a lúpulo y de sabor muy agradable. Pero la más popular de las cervezas estirianas es la Gösser, de hecho hay un dicho que reza “Gut, Besser, Gösser !”, es decir, “¡bueno, mejor y Gösser!” incluso hay quien asocia su color verde al del escudo de Estiria.

13.8.14

¿QUÉ SE COME Y SE BEBE EN LOS HEURIGER?



Interior de un Heuriger

Los heuriger son esas tabernas típicas, tabernas de vinos, que están a las afueras de las ciudades. También hay algo parecido a estas tabernas en el interior de la ciudad, pero entonces se llama Beisl. Es básicamente lo mismo, pero se llama diferente. Son locales rústicos que sirven vinos muy jóvenes, en ocasiones no es ni vino lo que sirven, es decir, aún no es vino.

Terraza de un heuriger
Y es que la tradición vinícola ofrece la posibilidad de empezar tomando zumo de uva, después mosto, después un mosto turbio que empieza a acidificarse, pero que aún no contiene alcohol y después ya puedes tomar vino como tal, pero no suelen ser botellas de más de un año en barrica (o en lo que lo metan en ese lugar concreto). Así que desde agosto hasta noviembre, se puede probar toda la gama. En agosto zumo de uva, a finales el mosto, a mediados de septiembre ya hay Sturm, primera cosecha de vino en octubre y vino ya bien entrado noviembre. Especialmente vino blanco. El tinto no tiene tantas fases de vida en Austria. Actualmente también es posible beber cerveza y algunas otras cosas, como refrescos, café o té, zumos… pero no era así hace años. Antes cuando se decía vino: había vino y nada más.
Sturm vienés
De comer, sólo hay comida tradicional y platos caseros y a veces, con suerte, puede haber música en vivo o el ambiente idóneo para que algún parroquiano se arranque y te cante alguna canción típica y folklórica. Nada que ver con lo que ocurre en las tabernas de Grinzing… donde te pueden cantar “Clavelitos” o “Cielito lindo” si te escuchan hablar español o te pueden cantar la “Marsellesa” si vas hablando francés. Eso no es típico… eso es turístico y caro.
Los heurigen tienen menor cantidad de platos para comer, mientras que los Beisl son restaurantes sencillos y muy informales, en los que hay muchas variedades de especialidades locales para probar.
¿Qué platos te puedes encontrar en un heuriger? Pues hay que tener en cuenta que la gastronomía austríaca se rige por la temporalidad. Nada de tirar de congelados… si es temporada de setas, todo lleva setas y si lo es de melocotones… todo lleva melocotones.
Algunos delos platos estrellas son: el Wienerschnitzel (que es un filete empanado, acompañado normalmente de ensalada de patatas), Tafelspitz (carne de buey cocida con verduras, vino y especias), trucha a la molinera (Forelle nach Müllerin Art), patatas con jamón firto (Tiroler Gröstl), Gulash austriaco (un estofado de carne cortada en trocitos diminutos, con cebolla, patata y mucho pimentón), Selchfleish (carne ahumada), Ragout de vísceras de vaca (Beuschel), Rindsuppe (sopa de carne), guiso salado de ciruelas (Powidl), Schweinebraten (asado de cerdo) y verduras como el Marchfeld, que son básicamente espárragos.
Para comer algo menos elaborado, porque aquí no hay tapas ni nada que se le parezca y no en todas partes hay salchichas… aunque parezca mentira… cuando entramos en los heuriger y queremos comer algo ligero o al menos, no un plato de comida como tal, se puede optar por un bollito de pan o por un Bretzel (el lacito de pan),  también hay especialidades como los Knödel (bolas de sémola, patata o miga de pan que acompañan platos o que se rellenan de otras cosas y se convierten en un plato principal. A los niños les encantan porque son parecidas a la pasta italiana, pero mucho más pesada), por ejemplo si se rellenan de queso, hojas de menta y ciruelas (olé la mezcla) se llaman Kasnudeln, si se rellenan de albaricoques se llaman Marilenknödeln, etc. Otra cosa es una especie de brazo de gitano relleno de queso (Topfenkolatsche) y que desde luego quita el hambre.
En el terreno dulce hay mucha masa y mucho bollo. Hay un bollo que se suele rellenar de mermeladas dulces y se llama Krapfen, otro que se rellena sólo de mermelada de albaricoque (Buchteln) porque en Austria el albaricoque y el coco son las estrellas de la fiesta, seguidos de cerca por la manzana, la canela y la almendra convertida en mazapán. De hecho, el brazo de gitano de hojaldre con manzana, canela y frutos secos es el Apfelstrudel famoso.
Beisl
En algunos sitios además hay creps, que se llaman Palatschinken o la famosa tarta de chocolate negro con mermelada de… sí, albaricoque: la Sacher Torte. Y dependiendo de la época del año, es posible encontrar Salzburger Nockerl (un soufflé de claras de huevo) o galletitas de vainilla y avellana (Vanillerkipferl), aunque esto es menos común.
Importante, los horarios. Porque los heuriger abren a media mañana, sin prisa, a eso de las 12:00 y a las 0:00 de la noche, como la Cenicienta, cierran y clausuran todas las tabernas. Algunos incluso antes, a las 23:00.
Lo mejor de estos “garitos” es que son familiares, que puedes sentirte a gusto y entrar en contacto con el verdadero carácter austriaco, más cuando más rural y apartado esté el heuriger. Personalmente me gustan mucho y no son nada caros.

12.8.14

Todos los tipos de billetes



Máquina expendedora de billetes

Y entonces llegas a Viena y te quieren endosar la fabulosa Viena card. Mucho te vas a tener que mover y muy deprisa para que eso te compense, así que lo mejor es conocer los transportes y los tipos de billetes para poder elegir.
En primer lugar diferenciemos los diferentes tipos: está el tren, el interurbano, que suele estar operado por la empresa ÖBB que en español es RENFE y luego tenemos el S-bahn que es como la versión “Cercanías”. No lo confundáis con el Strassenbahn, que es el tranvía y el U-bahn, que es el metro. El bus… se llama igual. Además existe un tren rápido que va al centro desde el aeropuerto, y que es el schnellbahn o el CAT. Es cómodo porque no hace paradas, pero es caro, si no te quieres gastar mucho y no tienes prisa, puedes coger un tren normal que te lleva al mismo sitio en un poco más de tiempo.
Como comentaba en el post anterior, el billete funciona por trayecto o por tiempo,
Pantalla para comprar los billetes
según e mire. Es decir, con un solo billete se puede realizar todo un recorrido utilizando todos los transportes que sea necesario, durante más o menos una hora y media que es el tiempo que se tarda (al menos en teoría) en cruzar toda la ciudad. Y ese billete incluye todos los transportes dentro de la ciudad, es decir, en la zona 100. Si se atraviesa otra zona, hay que pagar un suplemento, como en cualquier otra ciudad. Por ejemplo el que va al aeropuerto, que al billete normal sencillo hay que sumarle un área más. Habría que comprar dos billetes sencillos o pagar uno doble.
Ahora vamos con los tipos de billetes:
- Einzelfahrschein (Billete sencillo): 2,20 €
- Halbpreisfahrschein (Medio billete): 1,10€ Este es el billete que se suele comprar para los niños y para los perros. Sólo pagan la mitad. También hay un billete sencillo para 2 estacione:  0,90 €.
- 24h Stundenticket (válido para 24h desde el momento que lo validas): 7,10 €
- 48h Stundenticket (válido para 48h desde el momento que lo validas): 12,40 €
- 72h Stundenticket (válido para 72h desde el momento que lo validas): 15,40 €
- Wochenkarte (billete para una semana): 16,20 €
- Monatskarte (billete para un mes): 48,20 €
- Jahreskarte (billete personal e intransferible, con foto, para todo el año):365€
También hay billetes especiales para estudiantes con precios muy reducidos, pero hay que presentar la matrícula del curso universitario (no vale un curo de idiomas o de una academia, tiene que ser algo oficial) para demostrar que estás estudiando. Y hay prácticamente los mismos tipos de billetes, más el semestral… por si sólo vienes 6 meses. Los estudiantes o los profesores que vienen de viaje, no tienen descuento.  
Comprando un billete sencillo de un sólo trayecto
Además hay un billete de 8 días. 8 Tage- Klimakarte, que es un poco caro, pero que puedes usarlo en días no consecutivos. Es decir, es como el abono de 10 viajes que hay en otras ciudades (y que aquí no hay) pero que dura todo el día. Se valida una vez, en el primer viaje del día y después puedes viajar durante todo el día con el mismo billete… 8 días diferentes. También pueden usarlo varias personas a la vez. Por ejemplo, si viajáis 8 personas, picáis el billete ocho veces por la mañana y ya podéis viajar todo el día sin problema. El precio es 28,40€ y yo no lo veo especialmente útil, pero ahí os lo dejo.
Máquina para validar billetes
Los niños hasta  14 años, viajan gratis los fines de semana y los meses de julio y agosto. Creo que los jubilados también tienen precios especiales, que es más o menos la mitad. El billete es Seniorenfahrschein.
Dicho esto, repito que es fundamental comprar el billete y además validarlo. Los billetes anuales, semestrales, mensuales o semanales vienen con la fecha y no hace falta, pero los demás sí, incluida la Vienna Card… que hay que meter en los cajetines azules que hay a la entrada del metro o en los tranvías. En los autobuses hay que dárselo al conductor para que lo marque él y comprobar que lo ha hecho correctamente y que la hora coincide.
Otro detalle es que hay un buen sistema de transporte nocturnos. Al margen de lo mucho que puedan estropearse los transportes o de lo que puedan retrasarse, pero la red es buena y lo mejor de todo es que el metro funciona durante toda la noche a intervalos de 15 minutos. Eso es súper cómodo. En cualquier caso y para más información os dejo el link de la línea de Viena.

11.8.14

A tener en cuenta si vas en transporte público


Información y venta de billetes

En Viena hay mucho que contar de los transportes públicos. Hay trenes regionales, trenes locales, tranvías, metros y autobuses. Luego uno puede ir en coche, lo que es un suicidio estresante, coger (y pagar) y fiaker (coche de caballos) o ir andando, porque en realidad es una ciudad bastante pequeña y por el centro se llega bien a todas partes pasito a pasito. También hay barquitos que te llevan por el Danubio a otras ciudades, e incluso a otros países, pero vamos a centrarnos en el transporte público y de esos temas hablaremos otro día.
Tipos de billetes a la venta
Nota importantísima. A primera vista parece que es posible subirse a cualquier transporte sin comprar ni pagar el billete. Y es así. Fácil es. Pero no quiera Dios que tu camino se cruce con un controlador de billetes, porque los deben de contratar en el infierno. No te cruzarás jamás con un ser más desagradable y grosero en toda tu vida. Doy fé y los he visto gritarle a una anciana que debía haberse olvidado el monedero en casa, llevarse del brazo a una chica (no se fuese a escapar, supongo) que juraba que se había olvidado de comprar el abono (era 1 del mes) y que creía que era 31; os contaría muchas historias tristes, pero la moraleja es que por 2 euros no merece la pena que te estropee el día un orco de Mordor gritando.
Otra nota importante, y esta os va a gustar, es que el billete individual de cualquier transporte, cuesta 2,10€ y esto significa que desde que te sales de casa hasta que llegas a tu destino, te vale el mismo billete, da igual que cojas un tranvía, dos metros y un autobús o que te pases una hora de metro en metro… el precio es el mismo y sólo hay que comprar un billete. Te suele valer durante una hora y media más o menos. No os paséis que luego viene el “pica” y te espabila.
Ahora, os cuento como funciona el asunto. Los billetes se pueden comprar en los puntos de información, en las ventanillas de las estaciones de tren y algunas de metro o en las máquinas expendedoras, donde además es posible seleccionar el idioma y que son infinitamente más fáciles de utilizar que las de España, especialmente las de Madrid que rozan el absurdo. La zona de Viena corresponde al código 100 y normalmente es la primera opción para cualquier tipo de billete que compréis. Si el billete lo compráis en Información os darán uno amarillo y si os lo da la máquina, será de color blanco grisáceo. Ambos valen lo mismo. Y en uno de sus lados tiene una flecha, esa es la parte que hay que introducir en los cajeros azules a la entrada del metro o de la estación del tren o dentro de los vagones de los tranvías. En el caso de los autobuses hay que dárselo al conductor para que lo marque el mismo. Y en este último caso hay que estar muy atentos porque a veces marcan la hora que les da la gana y no es la correcta. Esto me ha pasado a mí y tuve más que palabras con un controlador de estos que parecen un oso recién despertado.
Otra cosa que conviene saber es que los transportes se suelen estropear, especialmente el metro y sobre todo, diariamente, el tranvía. Hay algunos famosos porque se pasan más tiempo sin funcionar que funcionando y los horarios son sólo orientativos… si el tranvía tiene un mail día puede marcar que el tren viene en 10 minutos, durante 20. No os desesperéis que al final llega.
En cuanto a los pasajeros, son lo más variopinto del universo y en verano pecan un poco (bastante) de falta de higiene, porque los transportes públicos de la ciudad (los trenes interurbanos son otro mundo y no tienen punto de comparación) no suelen tener aire acondicionado (y si lo tienen lo ponen al mínimo), pero en general son muy amables y
siempre intentan ayudarte si entras con un carrito de bebé, el carro de la compra o una maleta que pesa más que tú. Todo el mundo ayuda sin preguntar. Y los asientos se ceden a la gente mayor, también sin preguntar. Es una aventura y da gusto, además suelen estar muy limpios y la gente no suele hablar a gritos ni está bien visto comer cosas que manchan o hablar por el móvil como si estuvieras en el salón de tu casa, es decir, sin educación. No digo que los vieneses sean un ejemplo de educación, simpatía y convivencia, porque no lo son, pero en los transportes públicos sí.